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Las primeras referencias están en las Relaciones de Felipe II, y la actual iglesia puede fecharse entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII para la cabecera y el ábside, y finalizó su construcción en el siglo XVIII.

En el exterior, el edificio se alza a partir de cajones de mampostería y ladrillo, con clara influencia toledana. De marcada sobriedad, el edificio se ornamenta con dinteles decorativos enmarcando los vanos, construidos con ladrillo a sardinel. Las paredes son de 80 centímetros de grosor y esta apoyada en contrafuertes. En las fachadas norte y sur se encuentra las entradas al templo. En la fachada norte se encuentra una torre rectangular de 25 metros de altura.

La sencillez caracteriza el interior del templo, donde únicamente la cabecera rompe la línea de sobriedad. El templo es de planta de cruz latina, aunque los brazos del crucero no se acusan al exterior. La nave principal mide 20 metros de longitud por 9 metros de ancho y 15 metros de altura. Al final de la nave central se encuentra el coro, que siglos atrás poseyó un órgano barroco. El transepto mide 19 metros de longitud de lado a lado y 8 metros de ancho. El crucero mide 8 metros de longitud, 9 metros de ancho y 16 metros de altura. Ambas naves forman bóvedas de cañón que se cruzan en el crucero. El ábside es de forma poligonal, con cinco parámetros y mide 8,5 metros de ancho por 5 metros de largo y 15 metros de altura.

En el ábside se ubica un retablo barroco que es patrimonio histórico artístico nacional. El retablo es de madera dorada construido en el siglo XVIII que sigue el modelo de los realizados por José de Churriguera. Durante la guerra civil, el retablo fue dañado siendo sustituidas varias imágenes por las actuales.